Mantener y alimentar los vínculos afectivos y sociales para combatir el aislamiento
Clubes sociales en tiempos de confinamiento
Ante la incertidumbre provocada por la pandemia de la COVID-19, desde los servicios de Club Social de las cuatro provincias de Cataluña se ha hecho necesario convocarnos de manera autónoma para pensar conjuntamente cómo dar continuidad a este servicio. Por este motivo hemos intensificado nuestros encuentros, ahora en formato virtual, para ayudarnos tanto a nivel profesional como emocional. Estamos constantemente promocionando el cuidado de las personas y todo lo que esto conlleva, desde prácticas completamente comunitarias y próximas a la realidad de las personas con trastorno mental, como otras situaciones de vulnerabilidad social añadida con las que trabajamos. Pero en muchas ocasiones hemos echado de menos mayor atención y visibilización como servicio y como profesionales, en especial durante la pandemia.
Desde la segunda semana de confinamiento los diferentes Clubes Sociales nos reunimos para exponer conjuntamente el estado de cada servicio, la situación de las personas participantes y la actividad y nuevas modalidades posibles para llevarlas a cabo. En este contexto de incertidumbres nos hemos encontrado semanalmente, en reuniones telemáticas de dos horas cada una con los Clubes Sociales que han tenido la disponibilidad y la disposición de querer formar parte.
Este espacio nació de la voluntad de encuentro de las personas profesionales que gestionan, coordinan y forman parte de los diferentes Clubes. Es una iniciativa autoconvocada que permite intercambiar experiencias y crear conocimiento sobre la tarea y el impacto social del servicio a los diferentes entornos comunitarios de los territorios. Es un espacio amable de encuentro para cuidarnos y acompañarnos y para ir haciendo de los Clubes Sociales un lugar mejor. Nos referimos a poder compartir inquietudes, saberes, construir nuevas miradas y experiencias para generar sinergias y no dejar nunca de redefinir qué son los Clubes Sociales en tanto servicio «vivo», dinámico y en constante reflexión sobre sus prácticas. Hemos hecho estos encuentros en línea durante todo el confinamiento, pero la dinámica de encontrarnos ya existía desde principios de 2018, y continuará de manera estable.
El objetivo de este documento es reunir y difundir las prácticas con las que estamos afrontando la situación actual, cómo hemos reorientado la atención y acompañamiento con las personas participantes del club, cómo las mismas personas participantes están redefiniendo los clubes, qué tipo de participación hay, qué dificultades nos estamos encontrando en el día a día, cómo nos estamos implicando como profesionales de los servicios. También pretendemos unificar criterios sobre el trabajo que estamos haciendo, por el que elaborar este documento conjunto nos permite hacer visible esta tarea particular, con todo el esfuerzo de adaptación que esto implica a la actual situación de pandemia y crisis social. Con él dejamos patente la necesidad de dignificar la importancia del trabajo comunitario, cooperativo, colectivo y horizontal por parte de las personas que formamos parte de los servicios.
Durante el confinamiento hemos dado continuidad al recurso y se ha hecho más visible la tarea y la importancia de los clubes sociales más allá de la visión superflua que se tiene como recurso de ocio y tiempo libre. A consecuencia de la COVID-19, se ha visualizado la finalidad esencial de los clubes como espacio de acompañamiento dinámico y cambiante en función del contexto social, donde las personas han podido incorporar su nueva realidad y, en paralelo, facilitar que lo haga su familia en relación con el entorno.
Más allá de las actividades culturales, reuniones, talleres, tareas con objetivos específicos que se continúan haciendo en diferentes formatos adaptados al entorno virtual, nuestro objetivo como profesionales del servicio es colaborar en la promoción de los vínculos sociales comunitarios para romper con el aislamiento que viven muchas de las personas que participan, a partir del acompañamiento emocional y un trato de proximidad, facilitando el apoyo mutuo, colectivo e individual.
Nuestra labor básica tiene que ver con todo aquello relacional, es decir, con el vínculo y el lazo social. Hablamos del intercambio emocional y afectivo que estamos sosteniendo y produciendo cada día con y entre las personas participantes de los clubes sociales, también dentro de los mismos equipos de trabajo, con otras entidades y servicios de los territorios y entre todos y todas las profesionales de los diferentes Clubes Sociales de Cataluña.
Hacemos constar, pues, que ha aumentado la necesidad por parte de las personas participantes de apoyo mutuo e individual, de cura relacional, de escucha y de atención a toda la experiencia afectiva que la situación de pandemia produce, a las relaciones personales, de amistad y de vinculación. Dar respuesta a esta dimensión ha sido más necesario que nunca. A diferencia de los inicios del confinamiento, la demanda de realizar talleres o actividades ha disminuido, pero ha aumentado la necesidad de presencia y disponibilidad de los profesionales y los grupos para facilitar espacios de relación y atención.
Los clubes estamos manteniendo la posibilidad de estar, apoyar y ofrecer contacto. Una vez más se hace evidente que no somos un espacio de ocio vacío de contenido, que los y las participantes de los clubes han continuado participando intensamente, pidiendo más presencia afectiva y disponibilidad, y que hemos podido romper el aislamiento y ofrecer espacios de contención, de afectividad y comunidad.
De momento, estos son los Clubes Sociales de los que formamos parte:
Provincia de Tarragona:
- C.S. La Muralla, Tarragona
- C.S. Porta Oberta, Valls
- C.S El Llorer, El Vendrell
Provincia de Lleida:
- S. Airecel, Tarrega
- S El Picot (Alt Urgell)
Provincia de Barcelona:
- C.S. Marianao, Sant Boi de Llobregat
- C.S. 3 Turons, Barcelona
- C.S. Mosaic, Manresa
- C.S. Egara, Terrassa
- C.S. Gramenet, Santa Coloma de Gramenet
- C.S. Suport Castellar, Castellar del Vallès
- C.S. Espai 3, Cornellà de Llobregat
- C.S. Roure, Hospitalet de Llobregat
- C.S. Nikosia, Barcelona
- C.S. Aixec, Barcelona
- C.S. Relaciona’t, Hospitalet de Llobregat
- C.S. La Xamba, Sabadell
- C.S. Punt de Trobada, Martorell
- C.S La Llum, Mollet del Vallès
- C.S. Encenall Alt Maresme des d’Arenys fins a Tordera
- C.S Ments Obertes, Barcelona
- C.S. Esquima, Masnou
Provincia de Girona:
Actualmente, ningún club de la provincia de Girona participa de estos espacios.
Total de clubes sociales participantes: 22.
Qué es un club social
Según la orden BSF/186/2015, de 5 de junio de 2015, la definición del servicio es:
«El año 2002 impulsó la implantación progresiva en varios territorios del servicio de club social para facilitar la inclusión social de las personas con problemática social derivada de dolencia mental. Esta experiencia ha sido clave para comprobar la eficacia de proporcionar una perspectiva de atención social y comunitaria a las personas usuarias, y ha logrado un papel relevante en el territorio como servicio fuertemente arraigado en el entorno de la persona. […]La Cartera de servicios sociales actual incluye, entre los servicios dirigidos a personas con problemática social derivada de dolencia mental, el servicio de club social como un servicio social especializado, en establecimiento diurno, para fomentar, dentro de un marco de relaciones, la participación y la inclusión social mediante el ocio […]. El club social es un servicio social especializado dirigido a personas que, debido a que sufren un trastorno mental, tienen dificultades en su inclusión social y comunitaria. Este servicio tiene como finalidad fomentar el mantenimiento de los vínculos afectivos y de relación con el entorno, y generar espacios que posibiliten la adquisición de habilidades y competencias personales mediante la ocupación significativa del tiempo libre.
Las personas destinatarias del servicio de club social tienen que ser personas con problemática social derivada de dolencia mental que estén en un periodo de estabilidad clínica de su dolencia y mantengan una motivación y autonomía suficientes para realizar las actividades propuestas por el servicio.
Su función es acontecer una estructura de apoyo social para que las personas que los participantes dispongan de una red social de referencia y puedan superar los obstáculos que dificultan su participación en actividades de su entorno comunitario y, de este modo, puedan disfrutar de su tiempo de ocio de una forma satisfactoria.
Los clubes sociales también quieren proporcionar una estructura y motivación para la realización de las actividades de ocio y sensibilizar el entorno comunitario inmediato para favorecer la participación de la persona usuaria del club social en actividades y recursos comunitarios.»
Desde la publicación de esta orden, el objetivo del Club Social ha ido evolucionando y su finalidad se ha ido redefiniendo en función de las necesidades del momento y del entorno, así como de las propias demandas de las personas a las que va dirigido.
Por este motivo, queremos hacer constar que los clubes sociales son –y tienen que ser– un servicio vivo y en transformación constante para conseguir adaptarse a las circunstancias sociales para garantizar una calidad de atención adaptada a la realidad.
Cada club social pertenece en un territorio diferente y, por lo tanto, sus raíces son diversas. Algunos surgen de diferentes iniciativas de grupos de familiares, otros de instituciones hospitalarias, entidades independientes y/o cooperativas sociales, entre otros. Esto, junto con el contexto social de cada población, genera particularidades en cada recurso. A pesar de que cada territorio tiene sus características, sí que encontramos elementos comunes a partir de los cuales construimos una posición, metodologías y modelos compartidos entre todos los servicios, buscando adaptarnos a las particularidades del entorno actual. La aparición de los movimientos «En Primera Persona» en todo el territorio español e internacional, el aumento de la necesidad de incorporar prácticas y teorías del paradigma comunitario y colectivo dentro del sector social y de salud, la visibilización por parte de diferentes administraciones del territorio catalán de la necesidad de incluir prácticas de participación directa en todos los niveles de los proyectos (planificación, ejecución, evaluación, etc.), donde todas las personas que forman parte de las entidades conforman también su funcionamiento. En síntesis, la visión de la salud mental como hecho holístico, social y cultural.
Para nosotros, un club social es, además, un espacio comunitario de encuentro, de creación de vínculos donde desarrollarse a nivel personal, humano, de relación, en y como sociedad. En el cual todas las participantes, profesionales, vecinas, entidades del territorio y entorno sociocultural somos agentes activos, construyendo entre todas un tejido de acompañamiento y apoyo mutuo. Por este motivo, no nos entendemos como un servicio aislado sino como una parte más de la red que conforma un proyecto vital, poniendo en valor la expresión de la singularidad en y como parte de la comunidad.
Funcionamiento de los clubes sociales durante la pandemia
La situación de emergencia y la crisis sanitaria derivada por la COVID-19 ha posado de manifiesto y ha aumentado todavía más la precariedad asistencial con la que nos encontramos todos los servicios del sector social y sanitario. Es decir, esta crisis ha comportado un desbordamiento de los servicios y ha evidenciado la falta de recursos y estructuras necesarias, dejando a muchas personas en situación de extrema vulnerabilidad.
En este sentido, y como se ha comentado anteriormente, los clubes han acontecido un espacio de vital apoyo ante esta situación de precariedad y falta de recursos. La dimensión relacional y los vínculos afectivos ahora se están dando en los espacios más íntimos de todas las personas que habitamos los clubes sociales. Desde esta intimidad, atendiendo en los espacios privados como son los domicilios, se ponen de manifiesto también las fragilidades por las que están atravesando las participantes del servicio en situación de confinamiento.
A continuación, hacemos una mención de cómo están funcionando y los recursos que compartimos muchos de los Clubes Sociales en este contexto:
- Estamos más disponibles, pero, ¿cómo es esta disponibilidad? Vemos que tenemos que estar emocionalmente presentes, preparadas para poder dar respuesta a las necesidades de conexión social. Se trata de poder acompañar y coordinar espacios de relación que ayuden a llenar este aislamiento social que ha generado el confinamiento y que a la vez permitan elaborar estas diferencias entre «el antes» y «el ahora» en la vida de cada persona.
- Acompañamiento intensivo a las personas sobre el uso de las herramientas y plataformas digitales (a través de llamadas individuales y envío de tutoriales grabados y editados por profesionales y participantes, así como resolución de dificultades de adaptación digital al uso de diferentes plataformas de comunicación: Zoom, Jitsi Meet, Hangouts, Skype, WhatsApp, etc.).
- Realización de llamadas y videollamadas telefónicas diarias y permanentes de escucha, apoyo, acompañamiento y seguimiento con las personas participantes.
- Talleres en línea. Se ha redactado una compilación de actividades abiertas ofrecidas y/o promovidas por cada servicio. Muchas personas vinculadas a los diferentes clubes (voluntariado, conocidos/das del servicio y otros agentes sociales) han ofrecido actividades abiertas a la participación de todo el mundo.
- La mayoría de los espacios de radio han continuado durante el confinamiento. Y se ha trabajado en la posibilidad de hacer un proyecto común entre radios. Contamos con una compilación de radios de los Clubes Sociales.
- Acompañamiento telefónico con el objetivo de resolver problemas materiales: acceder a alimentos, tener contacto con redes de apoyo de los barrios, información sobre alquileres, posibilidad de salidas, etc.
- Intervenciones individualizadas y puntuales a domicilio en casos de urgencia por carencia, en algunos casos y territorios, de disponibilidad por parte otros servicios responsables.
- Ofrecimiento de cápsulas psicoterapéuticas de autoconocimiento y autosostenimiento emocional.
- Creación de videoclips grupales de apoyo con el eslogan #quedateencasa.
- Participación de testigos en primera persona en medios de comunicación autonómicos: TV3, prensa, radios.
- Coordinación y mediación con agentes sociales (policía, servicios sociales, entre otros) de los respectivos territorios para facilitar la convivencia y desarrollo de algunas actividades excepcionales, como son las salidas terapéuticas y cura de huertos (entendida como una actividad propia de los recursos).
- Acompañamiento a las personas en cumplimiento de medidas penales alternativas, así como coordinación y redacción de informes de participación y asistencia para sus respectivos delegados judiciales.
El Club Social ha sido presente en la medida que las personas lo han necesitado, y respetando su tiempo y su demanda. Los espacios de silencio se han convertido en necesarios en algunas personas y esto ha ayudado en busca de su bienestar durante el confinamiento.
A pesar de que muchas de las personas participantes tienen acceso a las tecnologías, algunas personas no han querido acceder a los entornos digitales por diferentes motivos. No obstante, en muchos momentos los grupos de Whatsapp, las videollamadas individuales o en grupo por plataformas virtuales se han convertido en esenciales para mantener un buen estado emocional de los y las usuarias. Hemos observado que, aunque se hacen actividades que agradecen, necesitan más el apoyo del grupo y la ayuda mutua que se dan entre ellos y ellas y con los equipos de los Clubes. Estas plataformas facilitan que compartan y se ayuden, puesto que detectan con rapidez cuando uno/a compañero/a se encuentra en un momento emocional delicado y entre todos/as se apoyan para hacerle frente.
Los y las profesionales del Club estamos bastante atentos a los mensajes de los grupos de Whatsapp para hacer las llamadas individuales que creemos que son necesarias en un momento dado. Ponemos una atención especial en aquellas personas más vulnerables, que viven solas y que no tienen internet, también en los usuarios/as que viven con familiares muy mayores, situación en que se hacen llamadas muy a menudo para averiguar si tienen alguna necesidad.
Los equipos mantenemos reuniones periódicas para estar muy coordinados. En general el equipo de profesionales de los clubes se ha dividido horarios de atención, y reestructurado el horario para poder ofrecer una cobertura más amplia a todo el mundo que permita la conciliación con las obligaciones familiares con las que también nos hemos encontrado estos días.
Esta disponibilidad en el actual estado de confinamiento implica llegar a responder a la elevada demanda de apoyo emocional y afectivo de los y las participantes al equipo de profesionales de los Clubes. Por eso, hemos tenido que poner especial atención a la hora de separar y organizar de manera novedosa la vida íntima y personal y la disposición a atender las demandas personales, grupales y colectivas que las personas participantes nos hacen llegar.
Además de ofrecer la participación en diferentes propuestas para estructurar el tiempo durante el confinamiento con la realización de actividades ya mencionadas, con los seguimientos individuales que realizamos con cada participante mediante llamadas y otros medios, trabajamos otros aspectos como las «actividades básicas e instrumentales de la vida diaria», puesto que muchas de las personas que atendemos pueden presentar alguna dificultad con alguno de estos aspectos, y durante la situación de confinamiento estas dificultades se pueden agravar.
Así pues, hemos acompañado en el mantenimiento de habilidades sociales y hábitos de cura personal que en la relación física se hacen más evidentes y podrían haber menguado durante el confinamiento, como por ejemplo mantener la higiene personal y del hogar, la realización de comidas saludables, el sueño, tener una rutina definida, hacer un mínimo de ejercicio físico, etc.
En algunas entidades gestoras de club social que cuentan con otros servicios, como es el servicio de acompañamiento integral, han ofrecido la posibilidad de realizar atención domiciliaria puntual en situaciones de urgencia. Esta situación, en muchas ocasiones, se ha dado por la carencia de la posibilidad de activar otros servicios de atención a las personas, como es la atención domiciliaria (SAD, PSI, entre otros).
Trabajo de gestión
Por otro lado, desde el Club Social no tenemos que olvidar que se continúa haciendo todo el trabajo de gestión que a menudo queda invisibilizado. Incluso en esta situación, parte de nuestra tarea ha aumentado, para que queden evidencias del trabajo hecho si nos lo reclaman más adelante.
Nos referimos a tareas que tienen que ver con el registro de actividades y gestiones realizadas, registro de contacto con los y las participantes, de seguir definiendo y describiendo sobre las actividades y talleres, elaboración de memorias, reformulación de subvenciones, gestión de las redes sociales, actualización de documentos de club social tales como registro de horarios, calendarios o nuevas colaboraciones con entidades sociales del territorio para favorecer la cura y el bienestar emocional. A la vez, no hemos dejado de pensar en proyectos futuros que se han evidenciado necesarios a raíz de esta etapa de confinamiento.
No se ha parado el trabajo de coordinación con Servicios Sociales de los territorios, Centros de Salud Mental de Adultos, delegados judiciales referentes de personas en cumplimiento de Medidas Penales Alternativas, Hogares Residencias donde hay personas que vienen al club, entidades de segundo y tercer nivel, equipo de voluntariado, policía local, contactos con administraciones y con otras entidades con las que tenemos relación como empresas de limpieza, casales de barrio, centros cívicos, bibliotecas municipales, equipamientos deportivos, centros educativos donde hacemos actividades de sensibilización, entre otros.
Aparte de las reuniones propias de cada equipo de Club, destacan la importancia de las coordinaciones mantenidas con otros recursos de salud mental, puesto que observamos que cuando la comunicación entre estos diferentes recursos ha sido fluida, se ha notado una mejora en el bienestar de la persona.
Con todo, se han hecho compilaciones de datos para saber la situación personal respecto a sus posibilidades de comunicación en línea tanto en cuanto a internet como en cuanto a instrumentos tecnológicos para tener acceso a él. Además, hemos realizado otras compilaciones de datos para evaluar el estado de cada persona en referencia a la COVID-19, analizando la conciencia de las medidas preventivas, los riesgos en el núcleo familiar, etc.
Se ha continuado participando en los grupos de trabajo municipales y comunitarios de cada territorio para dar continuidad a los proyectos comunes vía telemática.
Se han controlado los presupuestos y las retribuciones a los talleristas externos, así como las gestiones administrativas de contabilidad.
Nos hemos coordinado con las personas talleristas acompañándolas en el proceso de adaptación a las nuevas herramientas tecnológicas para dar continuidad a los talleres ahora no presenciales.
Nos hemos ido formando en riesgos laborales especializados en las medidas a tener en cuenta a la vez de la reapertura presencial del servicio para garantizar una buena seguridad. Así como también hemos planificado la adecuación de los espacios de los Clubes para poder reabrir, con todo lo que esto conlleva: planificación de materiales de seguridad y de higiene, lectura de documentos oficiales para realizar protocolos, contacto con empresas de prevención, etc.
Dificultades
Hemos detectado que, desde la situación de confinamiento, estamos trabajando más. Es muy complicado separar la vida personal y íntima del teletrabajo. Se hace muy difícil conciliar la vida laboral con la familiar y personal. No podemos respetar los horarios del club social debido a la alta demanda de necesidades de las personas que atendemos. Los horarios de forma presencial ya suelen ser flexibles, pero ahora resulta difícil que se pueda acabar la tarea de estar presentes.
Hacer las reuniones y encuentros de forma telemática, no solo con los y las participantes, sino también entre los diferentes equipos de trabajo, está siendo una tarea dura y compleja.
En la mayoría de casos, los medios de los que se dispone para trabajar son los propios y a menudo son insuficientes. Se depende de los ordenadores personales y de las propias redes Wi-Fi de los domicilios, que a menudo no funcionan bien. El uso excesivo de las pantallas provoca molestias relacionadas sobre todo con la visión, los músculos cervicales, estrés, alteraciones del sueño, irritabilidad y un cansancio significativo a raíz de la sobreexposición a estas.
En definitiva, la salud mental de los equipos de los clubes sociales también muestra debilidades, como la de todas las personas. En general los y las profesionales manifestamos un estado de cansancio.
Por otro lado, nos gustaría destacar la gran red digital que hay entre muchos de los y las participantes del club social. Muchas personas no tienen acceso a las nuevas tecnologías y esto dificulta que se pueda mantener un contacto más próximo con videollamadas o, incluso, con el seguimiento de las actividades que se proponen desde los recursos. Estas personas solo mantienen contacto con el núcleo de convivencia, pero en algunos casos no hay ningún otro contacto social, puesto que algunas de estas personas viven solas.
En varias situaciones nos hemos encontrado que no obteníamos respuesta a llamadas y/o mensajes y esto nos hacía activar la coordinación con todos los recursos que rodean a la persona para saber de su situación. En muchos casos esta ha sido muy efectiva, pero desgraciadamente no siempre se ha podido abordar debidamente. En algunas ocasiones, hemos optado por herramientas como aproximaciones presenciales a los domicilios.
Dejando aparte que muchas personas no disponen de acceso a las nuevas tecnologías, también hemos visto que las que sí disponen de estos dispositivos no están muy familiarizadas con ellos, presentando dificultades a la hora de saber utilizarlos. Es por eso, que muchos de los equipos de clubes sociales han tenido que hacer una gran tarea y esfuerzo para diseñar tutoriales y explicarles cómo funcionan, esto también hace que nos replanteemos ofrecer formaciones dentro del espacio de club social para introducirlos en este mundo tecnológico y en este nuevo modelo de comunicación social, tan importante en momentos como este.
Con todo, hay clubes sociales que no han podido ofrecer atención al recurso puesto que la fundación gestora del servicio ha traspasado a profesionales a trabajar a otros recursos como, por ejemplo, servicios residenciales. Este hecho ha dificultado y en algunas ocasiones ha imposibilitado el acompañamiento y la atención de los y las socias del club debido a la falta de profesionales y falta de horas de trabajo. Esta situación pone en evidencia, una vez más, que las líneas estratégicas y la sostenibilidad del recurso no se pueden regir únicamente desde paradigmas y criterios económicos sin tener en cuenta la fragilidad social del momento y la importancia de los vínculos en nuestro trabajo.
Perspectivas de futuro. La desescalada
Nos encontramos a principios de junio y en fase 2 y 3 a la mayoría de territorios, pero sin información oficial clara sobre cómo tiene que ser la posible reapertura de los servicios de Club Social.
En este tiempo se ha evidenciado, como ya hemos ido explicando, que la tarea más importante que ha tenido el servicio de Club Social ha sido la de apoyo entre iguales y promoción de una red social presente en todo momento. La realización continuada de actividades o talleres para ocupar el tiempo ha quedado demostrado que no es lo más importante de este servicio. Esta función de apoyo y vínculo social es la que será necesaria reforzar durante la desescalada y más, pensando, puede ser, en una reformulación del modelo de servicio que se adapte a las necesidades, oportunidades y retos sociales de las personas que participan en él.
Hace tiempo que desde los Clubes Sociales vemos necesaria esta reformulación para que se adapte a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades. Las normativas y los indicadores de calidad que fueron formulados en su momento han quedado obsoletos porque exigen unas prácticas que no se adecúan a los cambios constantes de la realidad social y a los nuevos paradigmas en salud mental. El confinamiento, así como el incremento de encuentros y conectividad de este espacio de intercambio, ha sido una oportunidad para redescubrir la singularidad de cada recurso (según el territorio y la idiosincrasia de cada club) y confirmar que a consecuencia del ritmo acelerado del día a día nos vemos obligadas a priorizar aspectos de gestión por encima de lo que consideramos calidad de la intervención. Como consecuencia, estos requerimientos normativos no dejan espacio para poner en el centro de nuestra tarea el movimiento en primera persona, el apoyo mutuo, el trabajo comunitario, entre otros.
Desde los Clubes iremos adaptando el funcionamiento y la transformación de los servicios según la realidad social y normativa que haya en cada momento, según la evolución de la pandemia. Pero velaremos para no perder aquellos aspectos que consideramos imprescindibles en los clubes como la asistencia voluntaria, la participación comunitaria, y preservar al máximo la autogestión de los espacios. Será necesario continuar trabajando para la reformulación de los espacios de Club, para seguir avanzando y adaptándonos a las realidades y voluntades del colectivo.
No queremos una mayor institucionalización de los servicios de Club, ni una mayor «normalización», sino que se haga visible el trabajo comunitario de apoyo social, emocional y subjetivo que promovemos con las personas participantes, y la que mantuvimos durante el confinamiento.